La agricultura es, de todas, la profesión más importante. Si no fuera porque puedes ir al supermercado a comprar comida no podrías ir a trabajar cada día. No lo decimos nosotros, lo dice Amelia E. Barr en su poema “the farmer”; lo dice el cine en películas como “interestellar” o “Wally”; lo dice es escudo de la Universidad Politécnica de Agrónomos de Madrid: “Sine agricultura nihil” (sin agricultura, nada). Pero sobre todo lo dice la historia.
Fue gracias a la agricultura que la humanidad dejó de ser una especie nómada y comenzó a asentarse y a formar grandes civilizaciones. Ninguna ciudad podría existir sin ella y tenemos un buen ejemplo de ello con la desaparición de la civilización Maya. Después de casi 4000 años de historia abandonaron sus ciudades después de años de una sequía que arruinó sus cultivos.
No queremos decir que debamos ser venerados como dioses, ni tampoco que no debamos cumplir las exigencias de la ley, la gran distribución o la sociedad general. El problema es que aun haciéndolo seguimos recibiendo ataques continuados en medios de comunicación que calan mucho en la sociedad general. Da igual que el control biológico haya conseguido reducir en gran medida el uso de fitosanitarios, da igual que el campo almeriense lleve diez años sin una alerta sanitaria, no importa que en Eurosol decidiéramos auditar de forma voluntaria las condiciones laborares de nuestros trabajadores. Los ataques continúan, incluso se reproducen en medios nacionales informaciones publicadas en Europa sin ninguna información contrastada.
Este blog nace con afán de responder cada una de estas informaciones. Un pequeño David contra Goliat desde el que queremos aportar una defensa a nuestra agricultura que, aunque no es perfecta, merece mucho más respeto del que recibe.
